Terrorismo institucional 

La pandemia obligó a cerrar las puertas de las oficinas de servicios públicos durante el período de confinamiento y después. Pero pasó la pandemia y las oficinas siguen cerradas y vacías, con vigilantes en la puerta para impedir el acceso a quienes se atrevan a acudir a ellas con dudas o problemas. Desde entonces la pandemia se ha convertido en excusa, cuando no en coartada: que nos acostumbremos a la idea de que cada persona tiene que “buscarse la vida” para solucionar sus problemas por sus propios medios. 

Cartel del SEPE en Aranjuez.

CNT Aranjuez denuncia la violencia que en el ámbito institucional están ejerciendo las administraciones negando atención presencial y telefónica en organismos públicos (SEPE, INSS, Tesorería…) a quienes acuden a ellas para gestiones corrientes como solicitar la prestación de desempleo, subsidios, la pensión, el ingreso mínimo vital… o cómo reclamar ante un alta indebida o una denegación de incapacidad permanente. Esta negligencia, conocida y promovida por las propias administraciones, constituye una manifestación de terrorismo institucional. 

La exigencia de cumplimentar los trámites online se convierte en un impedimento o incluso en un obstáculo insalvable para mucha gente que, o bien no tiene medios indispensables para ello como Internet, o bien carece de herramientas tan imprescindibles como un ordenador o se pierde en el laberinto de trámites para obtener firma digital o claves.

Esa negación de servicios fundamentales supone un ataque directo a las personas más vulnerables: desempleadas, enfermas, pensionistas, viudas… No hay que olvidar que la Administración no facilita el acceso a personas sordas y ciegas, aun disponiendo estas de medios y cualificación. Las más afortunadas pueden contar con apoyo de familiares o sindicatos, pero muchas otras se ven obligadas a pagar a asesorías por esos mismos servicios que la Administración está obligada a facilitar.

La solución, como siempre, pasaría por contratar más empleados públicos. Pero en la actualidad ese remedio ni se contempla.

Ante semejante agravio y ante la falta de voluntad institucional para subsanarlo, la única solución es organizarnos entre nosotras, apoyarnos mutuamente y ofrecer, como sindicato, nuestra experiencia y conocimientos a quien lo necesite. La sede de CNT está abierta a todas aquellas personas que lo precisen. Entre todas encontraremos una solución.